MEMORIAL DE LOS 311
(1944)
Señor Presidente de la República:
Los suscritos ciudadanos
guatemaltecos, en ejercicio del derecho garantizado por el artículo 22 de la
Constitución de la República, nos dirigimos a usted con las protestas de
nuestro mayor respeto y exponemos:
El día de hoy promulgó su gobierno el Decreto No 3114 que restringe las
garantías constitucionales. La parte considerativa de esta disposición consiga
“que elementos disociadores de tendencias nazi-fascistas perturban gravemente
la paz de la República, procurando obstaculizar al gobierno el mantenimiento
del orden”.
Es por todos conocida la génesis de
ese Decreto, y la propia Secretaría Presidencial, en un boletín dado a
publicidad en la prensa, la funda en la acción de problemas de orden interno de
la Universidad.
La opinión pública espontáneamente se ha solidarizado con las
aspiraciones de los estudiantes en esta hora trágica en que la flor de la
juventud de los países libres ofrendan sus vidas en defensa de los altos
ideales de la humanidad y de la democracia, a cuya causa está afiliada nuestra
patria.
Es por ello doloroso ver que el Primer Magistrado de la Nación, sin duda
basado en informaciones inexactas, tendenciosas e interesadas, haya lanzado a
la juventud el grave cargo de nazi-fascismo. La juventud, señor Presidente,
jamás vibra al impulso de mezquinas tendencias y por el contrajo, interpreta y
encarna los ideales más limpios y las más nobles aspiraciones. La de Guatemala
no es en este caso una excepción.
Convencidos de la pureza de los ideales de la juventud universitaria
guatemalteca, nos sentimos obligados, como ciudadanos conscientes a
solidarizarnos plenamente con sus legítimas aspiraciones. Es así como movidos
tan solo por nuestro fervoroso patriotismo venimos a rogar la ilustrada
atención de usted acerca de laos apremios de la hora actual y del imperativo
del deber, sentido por todos, del que el gobierno se encauce hacia metas
prometedoras que aseguren el derecho y satisfagan las legítimas aspiraciones de
la familia guatemalteca.
El Decreto de suspensión de garantías ha venido a crear una situación de
intranquilidad y zozobra que agudiza la angustia de la hora en que vive la
humanidad, en vez de asegurar la paz y el orden que pareció inspirarlo. La
restricción de garantías crea una situación de hecho, en la cual el pueblo
carece de medios legales para manifestar sus justos anhelos y es susceptible de
provocar consecuencias funestas que, como guatemaltecos conscientes, seríamos
los primeros en deplorar. Ante un régimen de derecho, la ciudadanía actúa
dentro de la legalidad. Una situación de hecho engendra tarde o temprano, una
reacción de violencia. Con toda hidalguía reconocemos que la actual
administración presidida por usted, ha hecho, en lo material, obra constructiva.
Empero, su labor, como todo lo humano, no ha llegado a satisfacer muchas
aspiraciones populares por falte de medios de libre expresión. Alrededor de los
gobernantes actúan y medran fuerzas burocráticas e intereses creados que se
fortalecen con el transcurso de los años, y que llevan al mandatario visiones
falseadas de la realidad ambiente. Por esta razón debe desconfiarse siempre de
las “adhesiones” que, nacidas del temor o del interés, llegan hasta el
gobernante a través del mecanismo oficial, las cuales jamás presentan el
auténtico “sentimiento popular”. Seguramente corresponderá a usted, aquilatar
muy pronto el valor de tales “adhesiones” a diferencia de la genuina sinceridad
que nos anima.
Guatemala no puede substraerse a los imperativos democráticos de la
época. Es imposible frustrar con medidas coercitivas los incontenibles impulsos
de la generosa ideología que está reafirmándose en la conciencia universal a
través de la más sangrienta de las luchas libradas entre la opresión y la libertad.
Estamos seguros, Señor Presidente, que
su espíritu comprensivo acogerá la presente gestión con el mismo interés
patriótico que nos mueve a dirigírsela, confiados en el, pedimos lo siguiente:
1°. El restablecimiento de las garantías suspendidas, para que el pueblo
pueda gozar, sin demora, de la plenitud de sus derechos constitucionales; y
2°. Dictar las disposiciones pertinentes a fin de que tales garantías
tengan plena efectividad.
Guatemala, 22 de junio de 1944.
Firmas de 311 ciudadanos guatemaltecos.
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